Es al final de la entrevista cuando Martti Ahtisaari, de 71 años, de verdad revela por qué acaba de conseguir el Premio Nobel de la Paz como mediador internacional: su apretón de manos es al mismo tiempo firme y enérgico, cálido y cariñoso. Es el apretón de manos de un hombre en el que se puede confiar. Y al que no se le han subido los humos: "Mi mujer me habla de una poetisa rusa que explicaba que había conocido los favores y los disfavores, y que no hay diferencia entre ambos. Creo que es bueno tener eso presente".
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domingo, 19 de octubre de 2008
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