Karl Rove, el estratega político que logró que George W. Bush ganase dos elecciones presidenciales, vuelve a ocupar titulares. El caso es antiguo (y la justicia lenta): se remonta al año 2006. Fue entonces cuando nueve fiscales federales fueron despedidos. Cierto es que el presidente tiene la facultad de nombrar a los 93 fiscales federales (además del fiscal general) de la Unión. Pero nunca puede hacerlo motivado por razones políticas. La oposición supuso que esto fue lo que pasó, que los nueve magistrados no seguían los dictados de la Casa Blanca. Los fiscales díscolos se negaron, por ejemplo, a investigar supuestos fraudes electorales que favorecían a los demócratas o tomaron la iniciativa de querer llevar ante los tribunales a altos cargos republicanos.
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sábado, 16 de mayo de 2009
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